Como os anunciaba días atrás, el resto del equipo CivicWise encomendado para esta misión viajaba esta semana a Madrid para instalarse por unos días en la nave nodriza: MediaLab-Prado. A lo largo del día de hoy los visitantes han ido abandonando su puesto de control. La última ha sido @ioanavalero, esta misma tarde, con la que he podido mantener una larga y distendida conversación sobre lo que aquí ha acontecido estos días. Y tres horas de tertulia no han sido suficientes para aportar luz. No entendemos muy bien que ha pasado. Al final de la experiencia todos parecíamos compartir un extraño sentimiento de sincronía. Y sin embargo, lo sorprendente no ha sido siquiera esa sincronización, ni la capacidad de auto-regularnos los unos a los otros en cada momento. Tampoco el contenido producido o el habernos soportado los unos a los otros, considerando además el cansancio de haber permanecido durante 48 horas encerrados en una pequeña sala de MediaLab. Lo sorprendente ha sido la naturalidad con la que hicimos todo eso, no siendo siquiera conscientes de que esa sinergia, esa capacidad de ajustarnos, de producir o de soportarnos se estaba dando. Lo asumimos como natural, cuando tras un objetivo análisis, asumimos que no lo era. La tranquilidad que se respiraba en esa sala (fruto de mantener una relación de no exigencia ni hacia los demás ni hacia nosotros mismos) junto con la intensidad que cada uno aportaba (conscientes de que lo que allí se estaba desarrollando podía ser ciertamente relevante para algo y alguien más allá que nosotros o CivicWise) generó un ambiente en el que era fácil aportar, escuchar y contribuir. Quizá la mejor forma de explicar todo esto sea hablar de Jaime Ortiz, desarrollador de software que se unía el viernes por la mañana con la modesta intención de saber algo más sobre el proyecto y poder considerar así su incorporación al equipo. Bueno, la cosa se animó y una hora más tarde estaba rotulador en mano discutiendo y proponiendo sobre la interfaz de la herramienta como uno más junto a @ioanavalero, @angelesbriones, @skotperez y @pmcarf. Dos horas más tarde estaba defendiendo la idea del proyecto frente a técnicos de la administración con los que nos encontramos ese día. Al final de dicha reunión preguntaba “¿Esta tarde volvéis, no?” Efectivamente, esa misma tarde se volvió a incorporar y ya sí, estaba claro que pasaba a formar parte de la misión. Supongo que como nosotros y sin saberlo, sintió esa naturalidad en la sala que le llevó a sentirse uno más del proyecto, antes incluso de haberlo decidido conscientemente. Todo fluía en aquella pequeña sala de gravedad cero. Cosas del espacio [colaborativo], supongo.