Ya hablaba ayer de mi frustración en algunos casos tras el cambio de escenario. Nueva ciudad, nuevo espacio de trabajo, nueva gente. Estamos en la tercera semana de trabajo, y no debería aún sentir esto. Pensar eso aumenta la frustración. Supongo que también influye esos otros proyectos que arrastro (y encantado de ello). En cualquier caso este nuevo escenario no puede ser mejor. Las gentes en MediaLab hacen mucho más fácil todo y lo único que espero es poder habituarme cuanto antes y cerrar este proceso de “llegada” que aún arrastro. Quiero poder organizarme mejor con todo eso otro que también llevo para poder estar el máximo tiempo posible en MediaLab. Los proyectos, iniciativas y personas que por allí pasan cada día no son cualquier cosa y creo que es importante estar allí para ello. Seguimos en la lucha por la conciliación.
Ya han pasado dos semanas desde que llegué a la nave nodriza: MediaLab-Prado. Tengo que decir que ha sido, por momentos, frustrante. En primer lugar por los cambios, de ciudad, de lugar de trabajo, de gente. Lo cual es estimulante y me encanta, pero también agotador. He sentido además como la gran parte de mi tiempo se iba en articular el proyecto: líneas de trabajo, hilos de comunicación con el resto del equipo, estrategia comunicativa… y sin embargo la generación de contenido para el proyecto ha sido mínima. Frustrado también en ocasiones por no saber como seleccionar qué información transmitir al resto para conseguir hacer el proceso más eficiente. Creo que debo seleccionar mejor. Puede que los esté sobre-informando y eso no ayudé al proceso. Quizá desde su lado suponga demasiado ruido, y les resulte complicado enlazarse al desarrollo de forma continua, lo que trasladaría la frustración a ellos. En cualquier caso tengo también la sensación de que ese tiempo invertido en armar y articular el proyecto y todas las vías de comunicación en torno a él conseguirán que a partir de ahora todo se acelere al ritmo de 6 cabezas pensando de forma simultánea. Me espero lo mejor.